En invierno suele hacer en las Bardenas Reales de Navarra mucho viento. El aire que sopla que por estas tierras es el «cierzo». Sopla uno de cada tres días, según los datos estadísticos medios, y es precisamente en invierno cuando con más frecuencia lo hace.
El profesor Giménez Soler (en un estudio sobre «El problema de la variación del clima en la Cuenca del Ebro»), cita a Catón el Censor que estuvo en España en el siglo III antes de Cristo, y se marchó a Roma horrorizado con el cierzo. «El viento cercio -dice- cuando hablas te llena la boca, derriba un hombre armado y carretas cargadas».(*)
Lo cierto es que los que vivimos por aquí lo llevamos, pero nunca acabas de acostumbrarte del todo.
Los días que no sopla cierzo y el sol ilumina las Bardenas de Navarra, se puede disfrutar de unos paseos maravillosos por este desierto tan singular.
En el vídeo que enlazo a este comentario podéis ver un ejemplo de esto que digo.
Estas tres amigas Isabel, Marta y Brani pudieron disfrutar de uno de esos días de invierno en los que el sol nos acompaña todo el día y nos inunda con la luz, estos paisajes del Desierto de Bardenas de Navarra. En estos días no suele haber mucha gente por estos parajes de Navarra y hacer una excursión guiada en segway, es algo que se convierte en una gran oportunidad de disfrutar del paisaje libremente.
El agua ha erosionado y modelado unas formas increíbles que nos sorprenden en BARDENAS a cada paso. Detrás de cada rincón se puede apreciar con todo detalle el paso del tiempo. Como las plantas y los animales han podido sobrevivir en condiciones tan extremas, es fruto del milagro de la vida y la capacidad de adaptación que los seres vivos han desarrollado.
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